Conoce el día a día de nuestra técnica de laboratorio clínico Ester Auví
Ester Auví Vila es técnica de Laboratorio Clínico (TEL) en CLILAB Diagnòstics desde hace dieciocho años. En la siguiente entrevista, nos explica sus inicios y su perspectiva sobre la evolución del laboratorio clínico.
Mi primera interacción con el laboratorio fue un ciclo formativo de Análisis y control del laboratorio. Durante el ciclo, hice prácticas en el laboratorio de investigación de la Universidad Rovira i Virgili y me fascinó. Al terminar, sabía lo que realmente me gustaba y quería seguir estudiando en esta línea.
Decidí realizar el ciclo de técnico de laboratorio, ya que era de la misma rama, y además compartía asignaturas. Con todo esto dije: ”¡adelante!”. Me aventuré y me mudé a Tarragona con compañeras de piso para empezar los estudios.
Gracias al ciclo, hice prácticas en el laboratorio clínico central de L'Hospital Comarcal l'Alt Penedès de CLILAB. Al inicio, había mucho trabajo en la secretaría y en la recepción de muestras, así que fue donde empecé. La experiencia fue muy enriquecedora y supe que había encontrado mi vocación.
Al terminar el ciclo de técnico de laboratorio clínico, me contrataron y formaron en diferentes secciones del laboratorio clínico: bioquímica, inmunología, urgencias y técnicas especiales. Desde entonces, trabajo en CLILAB, ¡y el 18 de julio hará dieciocho años!
¿Cómo ha evolucionado el laboratorio clínico en estos 18 años?, ¿cómo has vivido la llegada de las nuevas tecnologías?
Todo ha cambiado. Hay trabajo igualmente, pero es distinto. Cuando empecé en secretaría, entrábamos los datos de las peticiones de forma completamente manual. ¡Imagínate! Mil peticiones con los nombres del paciente, del médico y de cada prueba. ¡Fue toda una experiencia! Es sorprendente la cantidad de avances tecnológicos que existen en la actualidad.
Ahora, en el laboratorio central de Vilafranca de CLILAB Diagnòstics, tenemos una cadena robótica que automatiza la incorporación de las muestras a los distintos analizadores. En mis inicios, cuando era estudiante, formulábamos y preparábamos los medios de cultivo microbiológicos y hacíamos las pruebas de glucosa manuales. ¡No hay punto de comparación con lo que es ahora!.
Aunque a mí me gusta mucho el trabajo manual, ahora hacemos tareas de mayor valor añadido. Por ejemplo, tareas enfocadas a la trazabilidad de los procesos, el aumento de la calidad y la eficiencia, con el objetivo de garantizar la seguridad del paciente. También debemos conocer a fondo cómo funcionan los aparatos, porque requieren de mantenimientos preventivos y correctivos.
Ester, ¿cómo es tu día a día en el laboratorio clínico?
Ahora estoy en el área de hematología y estoy encantadísima. Lo primero que hacemos cuando empezamos el día, es pasar controles de calidad internos. Si todo va bien, entonces ya empezamos con las muestras de rutina.
A medida que van llegando las muestras de los distintos pacientes, las vamos pasando por la cadena de cada analizador. Luego, debemos validar los resultados de las muestras. Si algún resultado tiene un valor crítico, lo comentamos en el facultativo y junto a él, revisamos la preanalítica de la muestra. Es decir, nos aseguramos que la muestra no esté coagulada, que esté bien enrasada y otras incidencias que pueden dar los analizadores.
Actualmente, me dedico a la inmunohematología, donde realizamos pruebas como los grupos sanguíneos y la prueba de Coombs. Estas técnicas son más manuales, y me gusta cuando salen positivos para continuar con el procedimiento e investigar. Por la tarde, cuando tengo un ratito intento ampliar mi formación revisando frotis de sangre periférica y clasificar las células hematológicas con el microscopio digital.
¿Crees que el trabajo del técnico del laboratorio clínico está suficientemente visibilizado?
Los pacientes no se dan cuenta del trabajo que se lleva a cabo en el laboratorio porque no interaccionamos directamente con ellos. Nosotros informamos al facultativo responsable y entonces, es él quien informa al paciente. Creo que no somos muy visibles, aunque formamos parte del sistema sanitario.
Los técnicos somos una parte muy importante del engranaje en el sistema de salud. Cuando un paciente llega al hospital, el médico puede ver, por ejemplo, que está pálido, pero hasta que no le hacemos un hemograma no se puede confirmar si se trata de una anemia u otra patología.
¿Nos puedes compartir alguna experiencia que sientas que ha tenido un gran impacto en los pacientes?
Cuando era más joven, empecé a trabajar en el laboratorio de urgencias. Recuerdo que el primer día estaba algo nerviosa. Había mucho trabajo, y recibí una muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR), una de las muestras más delicadas que se puede recibir en el laboratorio y que se debe procesar de manera urgente.
Dejé el resto de las analíticas para realizar el LCR y, entonces, me llamaron del quirófano porque necesitaban sangre para transfusión. Todo se me juntó. En estos momentos, debes ser rápido y priorizar. Lo pasé mal, pero ahora, con la experiencia, lo gestiono mejor y de otra forma. Son anécdotas que no se olvidan y te hacen ver el impacto que tiene nuestro trabajo en el paciente.
¿Cómo viviste la pandemia como técnica de laboratorio clínico?
Al principio, resultaba difícil creer en la pandemia. En CLILAB, empezamos formando a unas personas para que hicieran PCRs de SARS COV–2. Yo me quedé en el área de rutina y urgencias. Entonces empezaron las restricciones y cada vez llegaban más PCRs, y el volumen de trabajo aumentó mucho.
Hacía turnos de 12 horas todos los días. Dejaba a mi niña, que entonces tenía dos años, en casa con mi marido, y no volvía hasta la noche. Cuando llegaba a casa, me sacaba la ropa y los zapatos en la escalera. Fue una locura, pero aquí seguimos, preparados para lo que venga, ¿verdad? Esperamos que no vuelva a ocurrir. ¡Pero lo hemos superado!
Por último, ¿qué dirías a las personas que quieren dedicarse al laboratorio clínico como técnicos? ¿Qué es para ti trabajar en CLILAB?
A mí me encanta mi trabajo y venir a trabajar cada día. Incluso mi hija dice que quiere ser como yo. No considero que mi trabajo sea complicado, pero desde siempre me ha gustado mucho la sanidad, que fue lo que más me impulsó a estudiar esto.
Ser técnico de laboratorio clínico es un trabajo poco visible, pero muy importante para el sistema de salud. Somos los primeros en ver resultados que pueden ser patológicos para el paciente.
Sería incapaz de ser enfermera porque si veo una herida abierta, me caigo allí mismo. Ser técnico es cuidar al paciente, pero de otra forma. Animo a la gente a que estudie para ser técnico de laboratorio.
Para mí, trabajar en CLILAB es crecer siempre, aprender, hacer nuevas cosas e innovar. Espero que esta entrevista ayude a visibilizar la función del técnico del laboratorio clínico y el impacto que tenemos en el cuidado de los pacientes.